
CIUDAD DE MÉXICO.- El morbo vende, y eso lo saben bien los creativos de Gossip Girl que han puesto toda la carne en el asador para promover la segunda temporada de la serie, que vuelve el 1 de septiembre a las pantallas mexicanas.
Mejor vestidos, incluso que en su exitosa antecesora, los protagonistas de Gossip Girl revolucionaron el panorama televisivo en su primera temporada.
Sin embargo, los verdaderos protagonistas estos días son sus anuncios, capturas de algunos de los llamados momentos “OMG” (literalmente ¡Oh my god! o lo que es lo mismo, ¡Oh Dios mío!), las escenas más electrizantes y eróticas, pero sugerentemente disfrazadas de elegancia.
Hay que recordar a los fans de Gossip Girl que vuelven para esta segunda temporada las intrigas y líos de sus personajes favoritos; en la primera parte éstos fueron los principales ingredientes de la historia.
Josh Schwartz es el artífice de su éxito, y tiene en su currículum ser el padre del precedente de las series cool, con historias con caras guapas como The O.C..
En realidad las similitudes entre los dos programas es que tienen como eje común que sus protagonistas han crecido demasiado a prisa.
Pero estos maniquíes vivientes consiguen transmitir las sensaciones de la gente común y corriente, las dudas e inquietudes de la mayoría de los jóvenes de hoy en día, la lucha de los sentimientos en un mundo centrado casi exclusivamente en el consumismo y la importancia de la imagen.
El resultado es adictivo. El de una comedia negra, a veces ligera y otras, terriblemente mordaz. La ración de sexo y algunas drogas hacen el resto, frivolizan pero a la vez dan realismo a la historia.
Y los anuncios de la discordia escandalizan a la sociedad americana, que se incomoda con estos temas actuales, aunque globalmente el contenido erótico-festivo del que la serie hace gala, no es un buen ejemplo para sus seguidores.
Y es que esta serie no será la primera que refleje en las pantallas lo erotizado de la sociedad
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