miércoles, 6 de agosto de 2008

Con prueba de ADN identificarán cuerpo de asesinada




Agosto 6, 2008

MERIDA.-Aun cuando las primeras evidencias señalan que el cadáver encontrado el 3 de agosto es el de Guadalupe de los Angeles Rodríguez Méndez, la tercera víctima del asesino en serie Mario Alberto Sulú Canché, la Procuraduría General de Justicia del Estado confirmará mediante pruebas de ADN que efectivamente se trata del cuerpo de esa jovencita.

De acuerdo con fuentes judiciales, las pruebas serán efectuadas por un laboratorio de Irapuato, debido a que en Yucatán la PGJE no cuenta con instalaciones de este tipo y se comparará el ADN de los restos hallados el 3 de agosto con el de los padres de Rodríguez Méndez para despejar toda clase de dudas.

Las pruebas de ADN (ácido desoxirribonucleico) se emplean desde 1986 para resolver crímenes y en este caso se realizarán para evitar que se piense que el cadáver hallado no pertenece a la víctima, por el grado de descomposición que presentó a sólo seis días de que se reportó la desaparición de la joven.

El cuerpo de Rodríguez Méndez, de 16 años, fue encontrado enterrado, desnudo, con las manos y pies atados y en completo estado de descomposición la tarde del 3 de agosto en los montes del ejido “Chakán”, a la vera de la carretera Chicxulub Pueblo - Ixil.

Por las fotografías que se dieron a conocer en la prensa al día siguiente del hallazgo y porque el cráneo apareció casi totalmente limpio, incluso el padre de la víctima llegó a creer que no se trataba de su hija. Parecía imposible que en tan sólo seis días la descomposición del cuerpo llegase a tal grado.

Pero ayer el jefe del Servicio Médico Forense, Alvaro Cruz May, comentó a que el proceso de descomposición de un cuerpo humano varía según las condiciones en las que se encuentre.

Cada caso es diferente y para ello entran elementos que hacen variar el proceso de descomposición, dijo el forense.

Por ejemplo, el cadáver de Rodríguez Méndez fue semienterrado en una zona donde hace mucho calor, a la intemperie, con un grado de humedad menor a otros, lo que provocó que la parte expuesta rápidamente entrara en descomposición.

Además, lo que quedó al descubierto es la cabeza, donde no hay mucha grasa o músculo, sino la piel que recubre el cráneo, algo que se procesa muy rápidamente en un ambiente caluroso como el de esa parte del Estado, donde las temperaturas promedio rebasan los 35 grados centígrados.

La parte que quedó enterrada en la tierra se conservó mucho más, le quedaba carne, músculos, todavía se notaba el cuerpo, señaló el forense.

La versión de que sí era el cadáver de la jovencita la confirmó el director de la Policía Judicial del Estado, Alejandro Rodríguez Palma, quien indicó que él observó los restos humanos de cerca y se convenció de que había quedado así por el efecto del medio ambiente.

Además, agregó, el homicida confesó, durante la reconstrucción de hechos realizada ayer, que en efecto se trataba de ella porque sabía muchos detalles del lugar, de cómo la llevó y cómo la atacó antes de darle muerte.

Además de la confirmación del cuerpo mediante las pruebas de ADN, la PGJE, a través del Departamento de Servicios Periciales, a cargo de Carlos Ruiz Cardín, realizará un perfil psicológico del homicida para determinar si en realidad se trata de un asesino en serie, como se ha venido divulgando.

Al respecto, Rodríguez Palma comentó que por el modus operandi, en efecto, podemos hablar de un asesino serial, pues hay elementos que se repiten, como la constante de que se trata de jovencitas, de una misma área geográfica y que fueron atacadas casi del mismo modo.

No obstante, el director de la Policía Judicial se mostró confiado en que Sulú Canché sí es un homicida serial y que de no haber sido arrestado y arraigado muy probablemente habría cometido un cuarto asesinato.

Esta situación quedará despejada una vez que en la PGJE concluyan los estudios psicológicos de la personalidad de Sulú Canché, el Ted Bundy de Yucatán que cometió estos tres asesinatos en poco más de un año, pues pesan sobre él los crímenes de Alma Lucelly Canul Ciau, de Conkal, y de Leydi Marlene Pech Canul, de Motul, ocurridas a mediados del 2007 la primera, y a principios de este año la segunda.

El cuerpo de Canul Ciau fue encontrado flotando en una aguada entre Chicxulub Pueblo y Chicxulub Puerto y el de Pech Canul en un cocotero ubicado cerca de San Crisanto, en la costa noreste del Estado.

El modus operandi, de quien también es llamado el “asesino de la zona henequenera” tiene el mismo perfil: sube bajo engaños a las jóvenes a su auto, se cree que les “ofrece ayuda y apoyo moral”, pero cuando las tiene las viola y golpea. Después las asesina y las deja en lugares solitarios por donde esporádicamente pasa gente. Su objetivo, es que al paso del tiempo, las encuentren. Las chicas tienen en común ser de clase humilde.

El cuerpo de la última víctima fue hallado en una brecha ubicada en el ejido de “Chakán”, a más de 150 metros de la vía federal entre Chicxulub Pueblo e Ixil. El cuerpo estaba enterrado al lado de una enorme laja en un hueco que medía poco más de 45 centímetros de profundidad, y de ancho como un metro. La joven estaba en posición fetal con la cabeza hacia el oriente y el rostro hacia el cielo. Los pies que estaban atados hacia el poniente y las manos en la espalda también atadas. A 60 metros encontraron un paquete de condones.

Fuente: Poresto

http://www.poresto.net/content/view/26930/28/

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